Sin LeBron, no vale

Sin LeBron, no vale
Sin LeBron, no vale

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Si nos ponemos a repasar las finales de la NBA, desde la temporada 2010-2011 hasta la que comenzará esta noche a las 22 hora argentina, hay un factor común que sobresale a simple vista y no pasa desapercibido entre los especialistas de dicho deporte: la presencia de LeBron James en cada una de ellas.

Aunque sea difícil creerlo e imposible de imaginarlo en cualquier otro jugador de la liga de básquet más importante del mundo, el astro estadounidense disputará su octava final de manera consecutiva (número 9 en toda su carrera) e irá por el cuarto anillo para su vitrina personal.

Este romance entre James y las definiciones de NBA comenzó allá por la temporada 2006-2007, donde lideró a los Cavaliers hacia la final hasta toparse contra los San Antonio Spurs de Manu Ginóbili y Tim Duncan, que le propinaron un contundente 4-0 y dejaron las ilusiones del joven de 22 años hechas añicos.

Cuatro años más tarde, ya con la camiseta de Miami, LeBron volvió a pisar fuerte en una serie final. Sin embargo nuevamente sería doblegado, esta vez por Dallas Mavericks, aunque con un poco más de resistencia: 4-2. A partir de allí, se gestó el reinado del “King” en la Conferencia Este que aún predomina.

A diferencia de la oportunidad anterior, la revancha llegó solamente un año después. Contra Okhlahoma City Thunder, fue triunfo para los Heat por 4-1 con la gran figura en un promedio de 28,6 puntos, 10,2 rebotes y 7,4 asistencias. Números que lo dejaron como MVP de la Final.

A la temporada siguiente tuvo revancha de aquella derrota contra los dirigidos por Gregg Popovich. Ya mucho más maduro y con la complicidad de Dwyane Wade, la franquicia de Florida obtuvo su segundo título consecutivo al imponerse en casa en el séptimo juego. Todo gracias a las 32 unidades del dorsal 6.

En la 2013-2014 los mismos protagonistas volverían a verse las caras pero nuevamente el conjunto texano, con un Kawhi Leonard espectacular, se alzó con el Trofeo Larry O’Brien.

Ya con su vuelta a Cleveland, el alero hizo lo propio y dejó otra vez su rostro en las puertas de un nuevo campeonato. Los rivales fueron los ascendentes Golden State Warriors, con quienes crearon una nueva suerte de dinastía que predomina en la vigente temporada. Dos festejos partieron a San Francisco y el restante fue ofrecido para toda la ciudad de Cleveland por parte del gran ídolo (de manera intercalada).

Tendremos por delante una serie final emocionante, y como muestran los antecedentes cualquiera de los dos puede coronarse. Pero si hay algo de lo que estamos seguros es que la Conferencia Este murió hace rato, el encargado de destrozarla fue King James, porque sin LeBron en la final: no vale.

Por: Santiago Caruso (@Santiago_Caruso)