Entre diciembre del 2003 y junio del 2004, el futbolista Gianluigi Buffon, considerado una Leyenda del fútbol, transitó la etapa más oscura de su vida.
Mientras que en lo deportivo se consagraba con el mejor portero de la Serie A y era un integrante del once ideal de la FIFA, puertas adentro “no estaba satisfecho ni con la vida ni con el fútbol. Sentía un agujero negro en el alma”.
En su autobiografía, titulada “Número 1”, Buffon confesó que, “rico y famoso, la depresión me atacó”. Al mismo tiempo, contó que “de pequeño, curiosamente, no entendía que las personas ricas o normales cayeran en la depresión”.
Y relató una anécdota estremecedora: “De pronto me temblaban la piernas. Era como si mi cabeza no fuera mía, sino de otro, como si siempre estuviera en otro sitio. Te das cuenta que no puedes encontrar a la mujer adecuada, o no puedes ganar la Champions League, o no puedes apreciar lo que tienes. Entonces te quedas quieto y abrumado por dudas y pensamientos, y es un momento para caer en la depresión. Realmente la pasé mal”.
Luego, confesó que ese “episodio fue una dura lucha contra mí mismo”, y que salió adelante “sin la ayuda de médicos ni de medicinas. No era feliz y tuve que aprender a serlo. Necesitaba quererme más, disfrutar de la vida y de mis seres queridos. (…) Aquella traumática experiencia me hizo una persona madura y fuerte”, rememoró, con orgullo.
Finalmente, enseña que el fútbol “se trata de ganar o perder. Todavía tengo opciones de ganar una Champions, pero si me retiro sin ella no pasa nada. Seré igual de feliz”, dijo.
