Muriel Santa Ana habló sobre su aborto en un departamento de Recoleta: “El quirófano era la cocina”

Muriel Santa Ana habló sobre su aborto en un departamento de Recoleta: “El quirófano era la cocina”
Muriel Santa Ana habló sobre su aborto en un departamento de Recoleta: “El quirófano era la cocina”

En el marco del debate por la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo, Muriel Santa Ana se presentó como oradora y contó con escalofriantes detalles cómo fue su aborto a los 23 años.

A principios de enero, la actriz había salido al cruce de una declaración de Facundo Arana después de que el actor asegurara que las mujeres “se realizan” al ser madres.

Ahora, la actriz se paró delante de un grupo de diputados para hacer un fuerte alegato a favor de la despenalización del aborto, basada en su experiencia íntima.

El discurso completo:

Una semana antes del 4 de abril de 1992 fui al consultorio privado de un médico, conocido en ese momento por ser el jefe de obstetricia de un importantísimo hospital público. Separados por el escritorio hicimos los intercambios. Él me dio las recomendaciones y yo le di la plata. Una semana más tarde fui con mi mamá y mi hermana al departamento de avenida Santa Fe y Azcuénaga que ese mismo médico usaba para las intervenciones. Era interno, totalmente oscuro, nos sentamos a esperar en el living en un sillón de tres cuerpos mi madre, mi hermana y yo. De la única puerta que está a la vista salió a los 20 minutos una chica de unos 15 años acompañada por su mamá. Al momento, una mujer de ambo color verde se asomó y dijo mi nombre. Me despedí de mi mamá y de mi hermana.

He tenido muchas despedidas en mi vida. Esta no fue la peor y sólo la recuerdo ahora mismo porque la experiencia volvió a mi emoción y a mi carne. Me prepararon en una habitación, más parecida a un pasillo, que al mismo tiempo contenía otra puerta que, luego supe, comunicaba con el quirófano. El quirófano era la cocina. Amplísima, típica de de esos edificios de categoría de Recoleta construidos en los 50. Lo único que había en el espacio era una camilla ginecológica. El médico era muy amoroso, y me dijo “esto va a ser muy rápido, quedate tranquila”. Después, me dormí. Aparecí tendida en otra camilla en el mismo pasillo estrecho del inicio, con mi mamá y mi hermana, cada una sosteniéndome una mano. El médico se acercó, me dio un beso y me dijo “ya pasó”.

Yo quedé embarazada a los 23 años. Usaba un diafragma como método anticonceptivo, y todas mis amigas también. Si aún hoy es conflictivo que los hombres usen preservativo, aduciendo pérdida de placer y manipulando así la voluntad de las mujeres, imaginen que hace 20 años el abuso era mucho peor. Nosotras nos poníamos el diafragma y ellos se tranquilizaban, nosotras, también.

Yo tenía un mamá, una papá, una hermana, un trabajo, mis estudios, mis libros, mis amigos y conseguí la plata. No tuve que recurrir a una sonda, una aguja de tejer ni a un sucucho sórdido sin asepsia. Yo no deseaba ser madre forzadamente. No deseaba inscribir mi cuerpo en el orden simbólico de la maternidad por imposición. Pasaron muchos años, conocí gente nueva, ideas nuevas y he cambiado. Pero lo que se mantiene intacto en mí, y quién sabe de dónde me viene, es que desde que tengo la mayoría de edad no admito que nadie se arrogue el derecho de legislar sobre mi deseo. Mías son mis decisiones, míos son mis deseos. Pero mi cuerpo, está visto, es un objeto político, sometido a tensiones ajenas a mí. El capitalismo, me pregunto: ¿qué mujer construye? Las mujeres no somos un frasco para que otros observen cómo germina en nosotros la continuidad de un sistema de crimen y exclusión.

Muchas religiones promocionan una vida después de la muerte, también parecen tener muy en claro qué vida existe antes de la vida. Yo me pregunto en cambio: ¿qué vida hay durante la vida? ¿Qué mundo reproducimos con nuestros actos? ¿Un mundo de igualdad, igualdad como punto de partida o como una promesa a plazo fijo? ¿Qué le damos al mundo?

Acá, señoras y señores, por lo que he visto, no se trata de debatir, de discurrir sobre los límites de la vida y de la muerte, porque si no tengo una pregunta para hacerles, sobre todo a aquéllos que todavía no han tomado posición. ¿Qué significa para ustedes una mujer muerta? Acá se trata de aborto clandestino o aborto legal. El aborto existe, existió y existirá, legislen ustedes lo que legislen. Y sepan que si este proyecto fuera tristemente rechazado, llevarán de por vida sobre sus espaldas a las muertas que de aquí en más produzca la industria del aborto clandestino.