Virginia Gallardo parece encajar perfectamente en una categoría inventada por los norteamericanos: “la chica de enfrente”,sin embargo, cuando se quita la ropa, la veinteañera común y corriente cambia radicalmente su imagen y acaba de confirmarlo en una foto donde mostró la sensual lencería que usa para dormir.
Paradójicamente, más allá de sus innegables dotes físicos, esas curvas peligrosas en las cuales muchos hombres quisieran estrellarse, la popularidad de la modelo y bailarina se basa en su simpatía personal.
A diferencia de las clásicas figuras de televisión que marcan una clara diferencia entre ellos y el público, Virginia parece, todavía, una chica recién llegada del interior a conquistar Buenos Aires, capaz de hablar, sin apuros de ninguna clase, con cualquier persona que se acerque a ella.
Sus comienzos como secretaria de Gerardo Sofovich en La noche del domingo, su posterior noviazgo con el millonario chocolatero Ricardo Fort y su inclusión en el Bailando por un sueño no han cambiado su carácter: sigue siendo una mujer dulce, simple, accesible y simpática.
Obviamente, al ver estas candentes fotos, los mal pensados dirán que Gallardo sabe venderse muy bien a sí misma, potenciando tanto su costado sencillo con la sensualidad que le exige el mundo del espectáculo para seguir contratándola pero no es difícil decir que, en algunos años más, la rubia siga el ejemplo de Susana Giménez y deje de mostrar sus curvas para concentrarse en sus dotes de conductora. Talento y carisma no le faltan. ¿Hola, Virginia, te estamos llamando…?
