El durísimo momento que vive la paraguaya Larissa Riquelme

El durísimo momento que vive la paraguaya Larissa Riquelme
El durísimo momento que vive la paraguaya Larissa Riquelme

El 4 de abril pasado por la noche, M., de 37 años de edad, miembro de la familia del futbolistaJonathan Fabbro, esposo de la famosa modelo paraguaya Larissa Riquelme, llegó a la comisaría número 52 en Villa Lugano para denunciar un delito gravísimo. La calificación: abuso sexual con acceso carnal. La presunta víctima: su hija de once años. El presunto victimario: Fabbro mismo.

Un oficial de servicio con rango de inspector oyó su relato. M. se había enterado de lo que venía a denunciar horas antes; su propia hija se lo había dicho, en medio de una discusión por el uso del celular. No era algo nuevo, no era algo reciente. Eran, de acuerdo a su denuncia, cinco años de ataques denigrantes.

“Me contó que cuando tenía 6 la tocaba por todo el cuerpo, la besaba como si fueran novios y hace un año atrás la penetró”, anotó el oficial en una planilla. “Todo ocurría cuando estaban en casa de la abuela, o en la habitación de mi hija”, continuó M.: “Además le pedía que se saque fotos en pollera y que se las enviara. No lo puedo creer. Siempre le tuve confianza por ser de la familia”.

Fabbro no solo era un pariente cercano de la niña de once años, un vínculo directo de sangre; era también su padrino. El jugador estaba lejos en ese momento, literalmente en el otro lado de Latinoamérica, en los últimos días de su contrato como mediocampista en los Jaguares de Chiapas en México.

La vida deportiva de Fabbro, nacionalizado como ciudadano paraguayo sin perder su pasaporte argentino, padre de un hijo y en pareja hace seis años con la modelo Larissa Riquelme, fue de cierto brillo: jugó en equipos como Boca Juniors y River Plate, en el Once Caldas de Colombia, en Cerro Porteño, donde pasó la mayor parte de su carrera, y tuvo algunas apariciones en la Selección de Paraguay.

Al enterarse de la situación mediática de su marido, la modelo Larissa Riquelme publicó un contundente mensaje en su Twitter. “La vida es un boomerang. Lo que das, recibes. Lo que siembras, cosechas. Lo que deseas a otros, vuelve a tí. Por eso haz el bien, para que vuelva el bien”, dice la postal que subió. Parecería ser una indirecta para la denunciante, que acusó a Jonathan de pedirle a su hija que le hiciera sexo oral.