Un grupo de mujeres acusa a integrantes de Onda Vaga de abuso sexual

Un grupo de mujeres acusa a integrantes de Onda Vaga de abuso sexual
Un grupo de mujeres acusa a integrantes de Onda Vaga de abuso sexual

“Somos un grupo de mujeres cis y lesbianas que nos encontramos por una experiencia común: haber pasado por abusos físicos y/o psicológicos y emocionales por parte de integrantes de la banda Onda Vaga en la adolescencia”. Así se inicia el “manifiesto colectivo” que busca recabar testimonios de presuntas víctimas de los miembros de esta banda de folk argentina fundada en 2007.

Hasta el momento son 10 denuncias, todas anónimas, para de ese modo evitar exponerse “a la inquisición del morbo de los detalles y a un sistema que elige revictimizarnos y hacernos más preguntas” a las denunciantes que a los denunciados. “A nosotras que a ellos”, explican.

Cuentan entonces que Onda Vaga “se formó y creció” al mismo tiempo que lo hacían ellas, seguidoras del grupo, que estaban “explorando por primera vez vínculos sexo-afectivos”. Allí, según las denuncias, surgieron los abusos. “Mantuvimos vínculos sexuales, noviazgos, encuentros de una sola cita, chats, recitales, camarines, pero todos tuvieron un denominador común: el descuido por completo de nuestras subjetividades y cuerpos, aprovechándose de nuestra inmadurez, legitimados por un entorno de colegas cómplices”.

La mayoría de las denunciantes eran menores de edad al suceder los episodios narrados, que antes que “una finalidad punitivista” pretenden dirigirse a otras mujeres y adolescentes que pueden estar expuestas a situaciones similares. “Para alertarnos y estar atentas”, dicen.

Justamente una de las jóvenes, al relatar el abuso sufrido, remite al caso de los músicos del grupo de rock Pez, que tras una serie de acusaciones similares, terminaron admitiendo los encuentros íntimos con quienes los denunciaron. Sin embargo, hasta el momento ningún integrante de Onda Vaga -por estos días de gira por Europa- se manifestó al respecto.

Surgida en el verano de 2007 en los fogones compartidos en Cabo Polonio, Uruguay, pero con mayoría de músicos argentinos, Onda Vaga alcanzó la popularidad con su segundo disco, Espíritu salvaje, lanzado en 2010. Cantadas en distintos idiomas -español, portugués e inglés-, sus canciones son una fusión de estilos. Y tiene letras polémicas, como “Lolita”, que dice: “No existe el abuso, si fue Dios quien quiso, que encuentre perdido en tus labios, sabores prohibidos (…). Que no me echen culpas, solo te enseñé, a besar en puntas de pie”.

Aquí, el manifiesto completo del blog Denuncias Onda Vaga, y algunos de los testimonios.

Somos un grupo de mujeres cis y lesbianas que nos encontramos por una experiencia común: haber pasado por abusos físicos y/o psicológicos y emocionales por parte de integrantes de la banda Onda Vaga en la adolescencia. Este es un manifiesto colectivo contra toda forma patriarcal de exigir testimonios: nosotras contamos nuestra historia y elegimos cómo hacerlo, sin someternos a la inquisición del morbo de los detalles ni la presión sobre la exposición de nuestras identidades en un sistema que elige re victimizarnos y hacernos más preguntas a nosotras que a ellos.

La banda Onda Vaga se formó y creció en un momento en el que nosotras lo estábamos haciendo también, explorando por primera vez vínculos sexo-afectivos y también participando de espacios que nos eran nuevos. En ese contexto nos vinculamos con estos varones que tenían, en su mayoría, alrededor de 30 años en aquel momento y que como adultos y artistas detentaban un poder frente a nosotras que no dudaron en ejercer con comodidad. Mantuvimos vínculos sexuales, noviazgos, encuentros de una sola cita, chats, recitales, camarines, pero todos tuvieron un denominador común: el descuido por completo de nuestras subjetividades y cuerpos, sobre todo aprovechándose de nuestra inmadurez en muchos aspectos o nuestras vulnerabilidades por nuestros diversos contextos, legitimados por un entorno de colegas cómplices.

Sentimos todas en mayor o menor medida que estas experiencias dañaron parte de la construcción de nuestra identidad y autoestima e interrumpieron procesos, imponiéndonos su forma descuidada de ser adultos.

Para algunas de nosotras pasaron casi diez años, para otras menos. Nos estamos organizando hace un tiempo, pero decidimos hacer esto público porque deseamos fervientemente que ninguna piba viva lo que vivimos nosotras. Somos conscientes de que no somos las primeras ni las últimas y que hay personas que han tenido que verse a si mismas en situaciones de mayor gravedad, nuestra intención es que otras chicas sepan que al acercarse a estos espacios pueden llegar a encontrarse con esto.

Nos parece necesario hacer nuestro aporte a desmantelar la naturalización de estas conductas dañinas y violentas, sostenidas en el tiempo de manera sistemática por muchos músicos y artistas de la escena local; y expresar una situación de la que sabemos que ellos no se harán cargo por sí mismos. No nos callamos más.

Este blog no tiene una finalidad punitivista, sino que está dirigido a mujeres y adolescentes que estén expuestas a estas situaciones tanto con ellos como con otrxs músicxs, para alertarnos y estar atentas.

Si tenés una experiencia que contar o querés compartir tu testimonio, podés escribinos a [email protected]. Todos los testimonios serán publicados de forma anónima.

Algunos de los testimonios contra los integrantes de la banda:

1 – Me crucé con Julián Srabstein (Cuca de la Ley, amigo de la banda, siempre presente en los shows) en un pasillo en La Castorera. Lo saludé porque sus amigos mantenían relaciones sexo-afectivas con mis amigas (todas menores de edad).  Él me puso contra la pared, me agarro las muñecas y me besó en la boca. Lo empuje y me fui llorando. Como mis amigas, yo tenía 16 años. Como sus amigos, Julián tenía más de 30.

2 – ONDA VAGA solía tocar bastante en Córdoba en distintos lugares en el marco de las “Fiestas Bubamara”, unas fiestas en las que pasaban música balcánica con bandas en vivo. Estamos hablando de los años 2011, 2012. Estaba la fiesta en sí y después una segunda fiesta detrás del escenario, en los camarines. Los mismos patovicas dejaban pasar a las pibas que ellos querían, las señalaban y las dejaban entrar. Estamos hablando de pibas de 16 años y menos.

A mi me tocó ver esto laburando como medio cobertura para una revista cultural, cubrí los recitales en más de una oportunidad.

Había mesas llenas de alcohol, había merca también. Les pedían a las pibas que como eran de Córdoba les prepararan fernet. Recuerdo una vez ver a Marcelo Blanco (Chema) manoseando a una piba y preguntándole si “no se animaba a mancharse las rodillas un rato”

Existía la norma de que si las pibas ya estaban adentro del camarín eran propiedad de ellos y podían hacerles lo que quisieran. E insisto: todas menores de edad.

Era un desfile interminable de pibitas entrando, les hacían chistes sobre su ropa, cuando ya estaban ebrias empezaban a chaparselas ahí mismo, a manosearlas. Yo tenía 20 recién cumplidos y claramente normalizaba todas estas situaciones. Siempre me dieron banda de asco. Porque ellos finalmente eran los perpetradores pero imaginate que tiene que existir todo un aparato de gente que los banca en silencio y complicidad: patovicas que llamaban a las pibas y las hacían entrar, organizadores de los eventos, periodistas que estaban en el mismo lugar que yo no haciendo nada. Pibas menores drogadas por tipos veinte años mayores que ellas. Me acuerdo y me muero del asco.

3- Salí con Marcelo Blanco (Chema) entre los años 2011 y principios del 2013. Nos vimos aproximadamente una vez por mes durante ese tiempo. Yo tenía 18 la primera vez que salimos, él tenía 31. Durante todo ese tiempo se aprovechó de mi madurez emocional, sexual y psicológica. En dos situaciones concretas me acorraló para tocarme y para penetrarme, e incluso a pesar de que me negaba e intentaba escapar insistió. En ambas situaciones pude salirme, y en ambos casos me trató mal y con desprecio por hacerlo. En una, incluso, me reprochó al día siguien