Los antiguos monólogos de Tato Bores sobre el dólar y la devaluación siempre vigentes

Los antiguos monólogos de Tato Bores sobre el dólar y la devaluación siempre vigentes
Los antiguos monólogos de Tato Bores sobre el dólar y la devaluación siempre vigentes

Uno es de 1962. El otro de los 80, en pleno Plan Austral de Raúl Alfonsín. Y a ambos los vincula una situación que se repite hasta hoy, y seguirá mañana: la fiebre de la moneda norteamericana que afecta a los argentinos

“Esta es la crisis más grande que está sufriendo el país, hay que reducir el gasto público, hay que laburar más, hay que invertir en el ispa“. Solo esta última palabra, tan propia de nuestro lunfardo (país al revés, o al vesre), hace que la frase suene extraña y pierda actualidad. Porque parece tan propia de nuestros días y no, nada de eso: Tato Bores la pronunció tres décadas atrás, al iniciar uno de sus clásicos monólogos televisivos. Y que en ese caso se refería a una descripción muy gráfica de cómo la moneda argentina había perdido valor respecto al dólar. Sí, algo tan propio de estos días.

Porque el genial humorista político sabía leer como nadie la realidad del país. Y en este caso en particular, los vaivenes de la divisa norteamericana, la misma que preocupa, obsesiona y alarma a los argentinos. Ayer, hoy y siempre.

“Mientras tanto, ¿quiere que le diga una cosa?”, continuaba Mauricio Borensztein, por todos conocido como Tato Bores. “A este Peso Moneda Nacional le arrancaron dos 0 con este otro Peso Ley 18.188. A este le arrancaron otros cuatro ceros con este otro Peso Argentino. Y como si esto fuera poco, le sacaron tres ceros más con este Austral. O sea que le extirparon nueve ceros a este pesito (el Peso Moneda Ley) de acá adelante”, concluía, mientras exhibía los billetes que tantos dolores de cabeza han generado.

El inolvidable Tato (nos dejó en enero de 1996) llegaba a un razonamiento delirante: “Este Austral equivale a mil millones de pesos Moneda Nacional. Y como en aquel entonces se compraba un Dólar con 83 pesos Moneda Nacional, ¡este Austral equivale a doce millones de dólares! Lo cual parece un chiste, si no fuera una joda grande como una casa…“. El gesto final del humorista hablaba por sí solo.

En 1962 todavía estaba vigente en nuestro país el Peso Moneda Nacional, lanzado en 1881. En aquel año el presidente José María Guido liberó el mercado cambiario, dando como resultado una fuerte devaluación que llevó, en 1970, a lanzar el nuevo Peso Ley 18.188.

En esos años, el escenario cambió por completo. Las casas de cambio se colocaron en el centro de la escena. Y en ese entonces Tato describió el nuevo hábito de los argentinos: seguir la cotización del dólar como quien mira una planilla de rating (de un programa que mide cada vez menos) o el resultado de un partido de fútbol (donde siempre se pierde).

“Pienso que todos, de golpe, nos hemos vuelto financistas –decía Bores allá lejos, a principios de los 60–. Fíjese que antes, cuando un tipo tenía unos ahorritos ponía un tallercito, abría una fabriquita, compraba un campito para criar gallinas o plantar tomates, esas cosas que hace la gente en los países pobres. En cambio acá es distinto. Usted va por la calle San Martín, adonde están las casas de cambio, y está todo el país parado frente a la pizarra. Hay obreros, albañiles, peones, sastres, músicos, artistas, de todo hay. Tipos que antes trabajaban como locos, ahora de repente se han vuelto economistas“.

“Cada uno está parado con un paquetito de dinero, y en cuanto se mueve la cotización de la pizarra entran todos en patota. Y uno dice ‘¡Deme 3 dólares!’, y el otro dice ‘¡Deme 4 dólares!’, y el otro ‘¡Deme 8 dólares!’. Y salen corriendo y van a otra casa de cambio, y antes de que muevan la pizarra se meten y los venden. Y así se pasan todo el día: vendiendo y comprando, comprando y vendiendo. Cuando llega la noche, llegan a la casa molidos y deshechos, caen muertos arriba de un sillón, desempaquetan, cuentan la guita, llaman a la mujer y le dicen: ‘Vieja, vieja, vení, hoy me gané 14 mangos ¡y no hice nada!‘.

Quizás para matizar la angustia, en ese mismo monólogo de hace más de medio siglo Tato Bores ofrecía una solución revolucionaria. Que no puede menos que despertar una sonrisa… “Si todos compramos y todos juntamos, y el día que tengamos muchos dólares podemos pegar un golpe fantástico. Yo le voy a explicar. Resulta que el dólar es la moneda norteamericana. El día que tengamos todos los dólares del mundo iremos a Estados Unidos con la guita de ellos y nos van a tener que entregar el país. Yo no me explico cómo los yanquis, que son tan vivos, no se dan cuenta del peligro que están corriendo con nosotros…“.

Fuente: Infobae