Joaquín Sabina se quedó mudo en pleno show y tuvo que abandonar el escenario

Joaquín Sabina se quedó mudo en pleno show y tuvo que abandonar el escenario
Joaquín Sabina se quedó mudo en pleno show y tuvo que abandonar el escenario

El español Joaquín Sabina brindaba anoche un show en Madrid en el marco de la gira de presentación de Lo niego todo, cuando, en la mitad del recital, se vio obligado a retirarse del escenario del WiZinK Center por quedarse “totalmente mudo”.

“Joaquín se ha quedado totalmente mudo y no va a poder seguir el concierto. Lo sentimos de todo corazón”, dijo su ya icónico guitarrista, Pancho Varona alrededor de las 23:20 horas, luego de que Sabina (Úbeda, Jaén, 1949) abandonara el escenario alrededor de las 23:00 horas.

El cantante había agotado las entradas  para la cita de esta noche en Madrid, la quinta en el WiZink Center con el estadio lleno, que arrancó recordando los problemas de salud que tuvo durante la gira: “Buenas noches, muchas gracias. Creo que saben ustedes que en medio y al final de esta gira interminable he andado recorriendo pasillos de sórdidos hospitales”, decía el cantautor, que tuvo que reprogramar una serie de conciertos por diferentes problemas de salud.

“Lo digo porque -se ha sincerado Sabina-, como sucede tan a menudo, cuando les cuenten que envejecer es una cosa fantástica, porque la experiencia y la sabiduría… Mienten como bellacos. Envejecer es una puta mierda”, aseveró en el escenario, arrancando los aplausos de los madrileños.

Salió al escenario con su sempiterno bombín en la cabeza, y sin dirigirse al público. Tan solo quitándose el sombrero y reverenciándose ante sus entusiastas parroquianos, que no pararon de ovacionar al cantautor.

El cantante prosiguió el recital -en el que casi habló lo mismo que cantó- temas de su nuevo álbum y algunos clásicos, y advirtió, antes de de interpretar “Y sin embargo”: “Hay días que se cruzan los cables del corazón y la garganta”. Con esa canción abandonó el escenario, y dejó a su banda que siga con el espectáculo.

Antes, intercaló canción y canción con confesión y confesión: “Mi plan no era envejecer sin dignidad. Mi plan era pasar de la adolescencia a la vejez, sin ser adulto. Es decir, llegar a los 69 años, que es el número más glorioso que puede conseguir un buen viejo verde”.