Cuando parecía que los días calmaban las turbulentas aguas de la Selección de México, Chicharito Hernández rompió el silencio y complicó las cosas: “No hicimos algo absolutamente malo”.
Un grupo de jugadores había hecho una fiesta privada a la que asistieron escorts o prostitutas en su día libre. El escándalo rápidamente caló hondo y uno de los jugadores, Héctor Herrera, tuvo que abandonar la concentración para irse con su familia a Portugal y explicar lo sucedido.
Pero Chicharito confesó que a la fiesta asistieron todos los integrantes del plantel, excepto el arquero Jesús Corona. “Yo invité a todos los jugadores para que pudieran asistir”, dijo el jugador acerca de la celebración, planeada por los tres capitanes del equipo Rafa Márquez, Andrés Guardado y Guillermo Ochoa.