La vida de Andrew Robertson dio un giro que no tenía en sus planes hace seis años. El próximo 26 de mayo jugará la final de la Champions con el Liverpool ante el Real Madrid en Kiev. En 2012, se lamentaba de su situación económica y pedía trabajo en Twitter.
En aquella época, el joven futbolista escocés había sido relegado a los juveniles del Celtic por su baja estatura. Su carrera futbolística no terminaba de despegar, y entonces todo cambió. Fichó por el Queen’s Park escocés para la temporada.
Apenas un año después, subió otro escalón más. Se fijó en él el Dundee United en la temporada 2013/2014, por fin daba el salto a la élite. En la primera escocesa comenzó a soñar de nuevo. Se deshizo de sus fantasmas y su gran temporada le valió el premio al mejor joven del año según la Asociación de futbolistas profesionales de Escocia.
La Premier League no dudó en fijarse en él en el 2014, cuando fichó para el Hull City. Pronto se hizo dueño del lateral izquierdo del Hull City e, incluso, llegó a conquistar el premio al jugador del mes ese mismo año. Con el Hull City vivió un descenso a segunda, pero fue uno de los artífices del regreso a la Premier sólo un año después. Su calidad y buen hacer comenzaron a despertar el interés de otros grandes clubes.
El Liverpool puso sus ojos en él como lateral izquierdo suplente. Hoy es titular indiscutido, forma parte de uno de los clubes más importantes del mundo, que buscará su sexta Champions League ante el Real Madrid el próximo 26 de mayo. No había que rendirse.
