¡Por fin…una buena! Karina Jelinek otra vez soltera

¡Por fin…una buena! Karina Jelinek otra vez soltera
¡Por fin…una buena! Karina Jelinek otra vez soltera

Tras su escandaloso divorcio de Leonardo Fariña, Karina Jelinek apostó nuevamente al amor de la mano de Alberto Albi Czernikowski. Pero el romance entre la modelo y el director provincial de Juventud Buenos Aires duró cuatro meses.

“Nos dimos cuenta de que no somos compatibles. Cuando una historia comienza, solo ves a la otra persona. Más allá de la buena relación que teníamos y de la química que hubo desde el primer momento, a él no le gustaba mi mundo…y a mí no me caía bien la política”, explicó a Gente.

Además, desmintió la existencia de un “contrato” con Czernikowski como se rumoreó en algunos medios: “Nunca hubo tal cosa. Vimos que cuánto más tiempo estuviéramos juntos, más difícil iba a ser la separación. Íbamos a vivir la contradicción de un cariño creciente con diferencias menos llevaderas. Por eso decidimos terminar ahora en buenos términos, sin enojos, como dos personas adultas”.

Cuando le preguntaron cuál fue la parte positiva y la negativa de esta relación, la empresaria contestó: “Después de la experiencia de Albi, lo que no me gusta es la parte fea de esa actividad: las denuncias, las sospechas, las críticas. Siempre se piensa que detrás de cada cosa que hace un político hay algo malo… y puede ser que muchas veces tengan razón”.

Luego, opinó de las historias de otras modelos que salen o salieron con políticos: “Ni ellas se parece a mí, ni yo a ellas. Jésica [Cirio] conoció a Martín Insaurralde, se casó, va a ser madre, lo que me alegra mucho. Isabel [Macedo] se enamoró de Urtubey y se casaron. Karina [Rabolini] conoció a Daniel Scioli cuando no era político; formaron un matrimonio y hoy están divorciados. Yo la respeto mucho… Son situaciones distintas”.

Por último, Karina aseguró que no descarta volver a enamorarse, a pesar de haber tenido varias decepciones amorosas: “Creo que hay que darse una segunda oportunidad de ser feliz. Ahora estoy descongelando mi corazón, pero despacio sin apuro. Tengo un programa antivirus que me hace olvidar las cosas malas. No hay ningún temor, sí precauciones. Después del divorcio traumático y escandaloso que tuve, maduré mucho. Aprendí a que, si te apurás, podés chocar mal. Ahora estoy más tranquila”.